Ocurre cuando menos me lo espero,
Pero viene así, sin anunciarse,
Como quiero que llegue.
Desaparece tan rápido como aparece,
Pero está en mí
Barre mi piel y
Despierta a un corazón dormido
No puede llamarse olor,
Porque abraza mi paladar y lo calienta,
Permaneciendo allí unos segundos,
Pero no llega a ser un sabor.
Es parecido al aroma
Que deja en tus manos un puñado de monedas,
Es el olor a vida,
El olor a calidez,
El sabor a sangre, el sabor a tu sangre,
A ti.
A la fragancia que desprendían nuestras bocas al unirse.
Es una sensación que no se podría transmitir con palabras,
Y cierro los ojos
Y me muestra las gotas de lluvia resbalando por tu nariz,
Me recuerda tu cara de circunstancia,
Tu frente arrugada,
Tu sonrisa,
Tu pelo enredado,
Tus ojos pintados,
Tu cintura,
Un salto sobre mis hombros,
Una tarde de paseo;
Me transmite una caricia,
Me da el último beso.
Es entonces cuando de repente esa sensación sale de mí
E intento apartarte de mi mente:
Tan cerca, pero ¡Qué lejana!
Y ocurre que la sensación vuelve, más fuerte
Y atraviesa suavemente cada poro de mi piel,
Fluye a través de mí y me embriaga,
Y me hace sentir que no puede haber razón
Y te anima a valorar cada triste y penoso momento
En que veo tu espalda alejarse hasta tu casa.
Y me hace expresar las letras no dichas,
Los besos no dados,
Las caricias jamás entregadas....